sábado, noviembre 19, 2005

Modelo

El taller que tenía mi tía cuando yo era niña estaba lleno de luz. Era un pequeño apartamento de un sólo ambiente grande con un desnivel. La luz inundaba el cuarto y en un rincón estaba siempre quieto el caballete, con una silla al lado y otra silla enfrente. Arriba el lienzo apretado a cuatro maderas, en bastidor, y abajo la paleta. Sobre una mesa que había contra la pared se apoyaba una caja de madera enorme llena de tubitos con colores de nombres rarísimos.

En un estante con llave había dos frascos con líquidos transparentes y una especie de aceite que va en uno de los dos pequeños receptáculos que tiene la paleta. Mi tía abría el estante, sacaba los pinceles, estaba un rato eligiendo y se quedaba con dos o tres. Usaba una túnica toda manchada sobre la ropa que se me ocurre ahora que ese era el motivo por el que su madre le decía ya te vas con los sucios cuando ella de jovencita se iba al taller de la calle Rondeau.

Yo me sentaba en la silla y me quedaba quieta y la miraba tirar un poquito de cada tubito sobre la paleta, cada uno en su lugar. Esperaba que se preparara y la veía medirme la cara con el pincel. Lo daba vuelta para un costado y para el otro, o lo acercaba y alejaba en dirección a mi cara. Usaba muchos lentes que le colgaban sobre la túnica y a veces se manchaban de la pintura que se escapaba del pincel antes de llegar al lienzo. Sus ojos paseaban del lienzo a mi cara y de mi cara al lienzo, mientras su mano derecha llevaba el pincel a la paleta ida y vuelta. A veces por equivocación el pincel se cargaba de otro color y se le escapaba un rosario de puteadas. Después se reía y se disculpaba.

A mí me tocaba estarme quieta, mientras aguantara, hasta que llegaba el descanso con galletitas y coca cola. ¡Ya terminamos, un ratito más! Mi tía dice que soy su peor modelo. Mis ojos son difíciles y nunca posé hasta el final. Terminó con trazos de su memoria cada uno de los retratos que hizo de mí.

Almuerzo con mi tía
Bautismo
El ansia y el hígado
Cosas de celestina
Estampitas
Sin ceremonia
En juliana
Un sombrero con pluma verde
La Chunga

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