Mi tía, que es muy religiosa, me avisó que por fin van a bautizar a Rocío. Será en unos días, justo antes de que cumpla el año. La demora la provocó el padrino, que no es bautizado ni quiere serlo.
Encontró un cura que no da cursos previos. Solo pide que vayamos temprano, el martes, y que llevemos una botella de champagne junto a la niña. A Dios no le importa, me aseguró mi tía. Habrá bautismo.
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