sábado, marzo 31, 2007

Fin

Ayer cerré la ventana. Corrí las cortinas, y después bajé la persiana. El viento quedó afuera, como la ñata: contra el vidrio. Salí de la cocina y entré al living despoblado de muebles. Me saqué los zapatos y caminé por las maderas del piso encerado, limpito, pronto para recibir a otros pies distintos de los míos. No quise entrar al cuarto. Caminé hacia la puerta de calle con los zapatos en la mano y antes de salir, me calcé. Cerré con llave y me di vuelta. Respiré hondo hasta tragar un poco del aire frío de otoño. Y me fui.

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