jueves, noviembre 17, 2005

Eco

Las cortinas se inflan un poco en los bordes. Las ventanas están corridas y el aire se cuela fresquito, amable, viene del río, de mi mar. Trae un ruido indeseable que suena más alto que los chillidos de las motos, o el ronquido de los ómnibus al doblar. Es un eco vacío de palabras, helado, cortante, que aunque cierre la ventana no deja de llegar.

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