viernes, febrero 06, 2009

Una idea equivocada de la libertad

¿Qué es lo que buscás? preguntó al aire sin mirarme a los ojos como si la respuesta estuviera lejos de mi. Corría por entonces, y no hubiera sabido qué contestar si su mirada hubiera encontrado la mía. Seguí corriendo. Los caminos eran siempre los mismos, y me devolvían a un punto de arranque donde una plazoleta con árbol frondoso mostraba las infinitas rutas que podría recorrer. Me subí muchas veces a la rama más fuerte del árbol donde permanecí contemplando los caminos que podía elegir. Mi estadía en la plazoleta, o más bien en la rama del árbol, comenzó a extenderse, a pesar de que seguía corriendo. Era un lugar plácido, silencioso, lleno de futuro.

El olor del eucaliptus me trae paz. Me gusta ese olor desde niña, cuando subía a otro eucaliptus en las tardes de verano. Escuchaba gritar a los grillos, a los perros, y a los pasos que quebraban las hojas secas del árbol sobre el pasto. Nadie miraba hacia arriba, donde me abrazaba a una rama tibia. Por la plazoleta, sin embargo, no pasaba nadie, algo que empecé a notar con la extensión de mis estadías sobre la rama. Las corridas me dejaban muy cansada, y empecé a necesitar largos períodos de olor a eucaliptus para volver a salir de mi plazoleta.

¿Qué es lo que buscás? me dijo el aire un día, y conté los caminos recorridos, el tiempo transcurrido entre correr y caminar, todo lo visto en infinitos segundos y llegué a extensos números que, sin encontrar lo buscado, me devolvieron siempre a este mismo lugar. Entonces bajé del árbol, y pisé la plazoleta cubierta de pedregullo color ladrillo que me pinchó y se me pegó a los pies. Caminé despacio, un paso, dos, y miré al camino que se abría enfrente, pero no pude ver nada. Sólo intuir la certeza de una existencia. Avancé sobre el pedregullo y pisé el camino. Sentí al pasto fresco hundirse con mis pies. Me di vuelta, y miré hacia la plazoleta con mi eucaliptus. Ahí permanecía quieta, silenciosa, y solitaria: no había caminos que la rodearan.

1 comentario:

Sole dijo...

El blog se ha vuelto mi libretita de apuntes, mi hoja en blanco. Escribí esta mañana este texto, y ahora vine y lo edité un poco, una coma acá, otra allá, un cambio de tiempo verbal. Esas cosas que antes me daban algo de pudor.