Me encuentro con mi soledad para recuperar las palabras. Tu ausencia hace bien porque esas piedras me despertaron de golpe, el descanso terminó, el remanso, el sueño, ese estado en que tanto me gusta permanecer. Y amanecí y te encontré andando en este otro camino confuso, hecho de palabras piedras, de días contados, de hechos objetivos, de realidades ajenas, de explicaciones racionales. Dabas pasos en un camino que va al pasado y nos aleja. Esas palabras pesan y me hacen mirar atrás donde duele y no quiero volver, donde no está lo que quiero, donde no estamos. Una voz susurra no mires, no mires más hacia atrás.
Otra voz me dice no escribas. Y le explico que no puedo, que es así, que esta soy yo con estas letras que salen de tanto en tanto. No te asustes son letras. Pero las palabras asustan. Cuando están escritas, cuando están dichas o cuando están ausentes. Asustan más cuando están prohibidas. Y en mi vida no quiero palabras prohibidas. Entonces te invito a seguir otro camino, el que está lleno de todas las palabras, de las que pesan pero también de las que aman. En este camino las palabras están desparramadas en letras, y avanzamos despacio al juntarlas de a una para armar las palabras. Elegidas. Cuidadas. Las lindas. Y así, de a poco, andamos.
sábado, enero 10, 2009
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