La palabra emerge del miedo y aunque sea mentirosa se hace piedra y golpea. Nos deja mudos, y nos roba por un momento nuestro silencio, el otro, ese que habla cuando descansamos juntos en la terraza.
Intento aferrarme a la memoria para borrarlas, recordar el abrazo, las manos unidas, las otras palabras, recordar todas las otras palabras. Cuento una por una las letras, los millones de letras, hasta que, compasivo, me abraza el sueño.
sábado, junio 09, 2007
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