Piaf que nos hiciste mal alimentando esa mirada romántica del amor que nos hace, aún, juntar aire para cantar en el último párrafo ¡¡¡¡Dieu réunit ceux qui s'aiment!!!.
Es el mismo mal que nos han hecho a las mujeres con el cuento este de la maternidad sin dolor. Mi madre siempre decía: no hay que pensar en el dolor sino en la alegría. Y esta amiga mía, tan querida, entró a su primer parto con ese entusiasmo romántico con el que nos criaron y se encontró -para decirlo en sus propias palabras- con "una carnicería".
Con las advertencias del caso, recomiendo entonces disfrutar de esta versión maravillosa del L'hymne a l'Amour en la voz de la mismísima Piaf.
viernes, junio 29, 2007
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