El instituto se llama “Ser Feliz”. Pensé en ir a golpear la puerta y evalué con cierto temor lo que podría aparecer: rostros plácidos y sonrientes, voces suaves en tono sostenido, abejas zumbando, cuerpos envueltos en túnicas blancas, pies descalzos, flores frescas, y miradas de brillo matizado. Espeluznante.
El cartel está arriba de la puerta, clavado en el marco. Sobre la madera, pintadas en blanco y entrecomilladas sobresalen las dos palabras. Feliz está con mayúscula. Seguí de largo. Caminé hasta la esquina y paré a revolver la cartera. Saqué la dirección para estar segura de que no me había equivocado. 233, el número era correcto. Era el lugar. ¿”Ser Feliz”?
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario