domingo, septiembre 03, 2006

La forma

Juan habla con un tono quedo y la voz le sale árida inerte como si el sonido llegara de otro lado, de algún pozo o caverna escondida donde las palabras ya están escritas sobre la piedra y entonces no tuviera más remedio que recurrir siempre a esas mismas letras para contar sus venturas que lindas o feas se amalgaman en ese tono de desgracia que transforma cualquier posibilidad de alegría en un peso agrisado que le brota del cuerpo en forma de carnes caídas a pesar de su juventud.

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