Redonda y llena ocupó estos días el cielo de la costa montevideana iluminando el mar y las caras de las personas que subían los ojos para mirar su imagen blanca y enorme.
El agua permaceció silenciosa bajo esa luz intensa y mostró plateados y azules calmos como aquietada por tal maravilla. Salí a perseguir su hechizo en una caminata nocturna por la rambla pero el frío me trajo rápido de nuevo a casa.
Quiero sacarle fotos pero la cámara digital no sirve. Voy a intentar conseguir una cámara adecuada para postear acá una luna llena sobre la rambla de montevideo.
miércoles, julio 12, 2006
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