martes, febrero 07, 2006

Plaza sin toros


Llegué a la parada cuando el ómnibus se iba. Le pregunté a la única persona que no subió ¿señora ese era el ómnibus que va a la plaza de toros? Sí me dijo. Ay qué lástima ¿sabe cuándo pasará el próximo? Dentro de una hora. No le puedo creer ¡qué mala suerte!

En eso llegó otro ómnibus, paró, y abrió las puertas. El conductor vió a la señora que se acercaba a subir y le dijo hola Miriam cómo te va. Bien ¿y a tí? ¿Te parece que podrás alcanzar al que va hasta la plaza de toros? se apuró a preguntar la mujer. ¿Es el que va allá adelante? ¡¡¡¡¡Claro!!!! Suban.

La señora subió y la seguí. Graciassss... El conductor puso el cambio, aceleró y el coche caminó tres cuadras hasta la siguiente parada donde mi ómnibus se había detenido a bajar y subir gente. Muchas graciassssss... salté de un ómnibus y me subí al otro, pagué, me senté, y me agarró una felicidad de esas que te dejan sonriendo.

Me quedé mirando a la gente que iba en el ómnibus, la gente "de afuera", la gente "del interior", como se le dice a todos los uruguayos otros que no son de Montevideo. En la siguiente parada tres personas estaban en fila para salir por la puerta delantera. Bajó uno y dijo chau, el otro también saludó, y lo mismo hizo el siguiente. El conductor respondió a cada uno por su nombre: chau fulano, adiós mengano, hasta luego.

Matices
Picó
La calle de los suspiros
El farolito
Mañanita linda
Trasnochados
Vértigo
Oh my god!
Los de ahora...
... y los de antes.

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