viernes, julio 09, 2010

Un montón de cosas rotas

Las caravanas nuevas se me rompieron el día del portazo y la puerta capaz que también se estropeó. Desde entonces todo se hace pedazos: se me enganchó la uña con la media y se rompió, primero la uña, después la media. La olla ya no aguantó ser quemada al fuego y se agujereó. Tampoco la bolsita de agua caliente resistió el calor. Ahora gotea. Todo está estropeado. Sin embargo, las dos copas están ahí, detrás de la puertita de madera y vidrio que las protege, aparentemente intactas sobre el estante del mueble del comedor. Pero su permanencia es una ilusión. Los cristales podrían desparramarse ahora mismo. Sin embargo, siguen crujiendo de pie y se siguen partiendo de a poco en pedacitos más y más diminutos que esperan agarrados de la nada a que les llegue el momento de caer.

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