Tengo las uñas pintadas de celeste con una línea blanca en el borde. Una combinación que me pareció graciosa –porque el vestido es azul- pero que me incomodó a partir del minuto que dejé la peluquería.
En el camino a casa escondí todo lo que pude las manos, y antes de llegar pasé por el supermercado para comprar quitaesmaltes (aunque todavía no lo abrí).
Esas uñas, que no se amigan con mis manos, llevaron horas de trabajo cuidadoso para combinar colores que se derretirán en pocos segundos en un pedazo de algodón. Horas que se acompañaron de la charla con la joven manícura quien al agarrar la primera uña comentó: porque sabés que estoy embarazada... ¡Ah! exclamé sorprendida. ¡Te felicito!. Ella sonrió.
Dice que hace tres semanas se enteró del embarazo, cuando fue al médico porque se sentía mal. Sin embargo, recién ayer le contó a su madre, quien no se alegró. Con un poco de tristeza intenté un consuelo, que cuando nazca, que viste como es, que ante la inminencia de la vida después todo el mundo está feliz. "Sí, después, ya sé", me contestó. Pero te hacen pasar un mal momento. A mí nadie me felicitó, ni me abrazó."
Antes de irme la felicité de nuevo. Me fui con las uñas celestes y con las ganas de darle un abrazo.
viernes, mayo 02, 2008
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4 comentarios:
Vas a estar preciosa con ropa color cielo y uñas color arena! Espero fotos y comentarios para nuestro próximo mitin. Besos y abrazos.
Gracias Su!! Ya me saqué los celestes je je El impulso de adoptar un look modernoso (y ajeno) me duró poco...
Besos
Lindo comentario para una peluqueria, ando de paso.
¡Saludos a tu paso!
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