sábado, febrero 02, 2008
Lucha desigual
Entre la lectura y la espera de la lluvia que no llegó (porque el viento fuerte destapó el cielo) vi un arañita en el techo, arriba de la puerta del balcón. Me levanté y fui a la cocina a buscar una escoba y un plumero (al mirar para arriba me di cuenta que hay un mueble alto al que no le llega la franela). Pasé el plumero por arriba del mueble y después agarré la escoba. La di vuelta y con la punta apunté a la araña. Empezó a correr mientras el palo de la escoba caía a su lado sin aplastarla. Había dado tres golpes de escoba cuando cambió la estrategia y se me vino encima. Desde el techo bajó con rapidez por un hilo de su tela que se alargaba y se me venía encima. Caminé hacia atrás y me tropecé, y empecé a caer en cámara lenta, con cierta incredulidad de estar cayendo. La cabeza me dio contra el escritorio, a la altura de la oreja izquierda. La oreja de lleno dio contra la pata de la mesa. Ahora estoy con un hielo en la mano para calmar las pulsasiones de mi oreja. La araña desapareció vivita y coleando.
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Periquete
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