Me desperté en un ómnibus que estaba en marcha. Iba por la ciudad de Santiago de Chile, y estaba abarrotado de gente. Recién habíamos llegado con una amiga desde Montevideo. Estiré los brazos hacia arriba para desperezarme, y luego busqué a mi amiga con la mirada pero no la vi.
Me levanté y recorrí todos los asientos desde el fin del bus donde estaba sentada, hasta el chofer a quien me acerqué a preguntar por mi amiga. Sí, me dijo, se bajó hace un rato. ¿Dónde se bajó? ¿Hace cuánto? ¿Dónde estamos? Hace mucho rato me dijo el chofer. No entendí qué había pasado, pero me puse a pensar en cosas prácticas: cómo iba a encontrarla si además no tenía plata para tomar un taxi o pagar un lugar donde dormir. Algo mencioné y el conductor del ómnibus me dio unos dólares. Muchas muchas gracias, le dije. Caminé hasta la salida del fondo y otras personas se ofrecieron a ayudarme. Agradecí y me bajé.
Entré en el primer lugar donde vi gente y un teléfono. Eran todas mujeres y había un cierto alboroto. Le hablé a castaña la que estaba en la recepción y le dije que necesitaba hacer una llamada. Esperé un rato a que quedara el teléfono libre, y finalmente pude hablar. Una mujer me contestó,"sí" me dijo, "su amiga estuvo acá, y dijo que iba a volver, pero no regresó. Está anocheciendo y vamos a cerrar". Espere por favor, tomo un taxi y voy para ahí. Llegué antes que cerraran. Mi amiga no estaba.
martes, octubre 16, 2007
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