La alarma del ascensor tiene un sonido de verdadera urgencia. Parece una ambulancia que sube a toda velocidad por la escalera del edificio hasta llegar a tu propia cabeza, donde estaciona sin apagar la sirena.
En un piso impar hay alguien que insiste en salir, cada tanto, y abrir la puerta del ascensor para que la ambulancia pruebe los motores que no han fallado ni una vez en toda la tarde.
jueves, julio 05, 2007
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