jueves, noviembre 09, 2006
Ser sin palabras
Sin mirarme a los ojos hablaba sin parar. Un sonido sin pausa y sinsentido que se convirtió en silencio cuando dejé de escuchar para mirar. Los labios se le movían pero no sonaban. Sin las palabras, la estupidez saltó de la boca y se acomodó entre las carnes gordas y sudorosas que le colgaban a los costados de la cintura. Luego, como un airecito fresco se sentó entre nosotras la compasión.
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Periquete
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