jueves, noviembre 23, 2006

Abrazos inesperados

Lo reconocí después de sentir ganas de abrazarlo, dije sos tú, sí me contestó y sin saber de dónde salieron esas ganas de esconder mi cara en su cuello y colgar mis brazos a su alrededor, lo saludé, sonreí, y seguí caminando con las ganas de abrazarlo. Me gustan los abrazos. Una vez un hombre bajito me dio un abrazo largo, apretado, lleno de un deseo y un amor que no quería soltar, entonces para no decir adiós me abrazó mucho rato. Desde ese día cuando me acuerdo de él no digo su nombre, digo abrazo largo.

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