Él agarró la linterna y la prendió. La agarró con las dos manos y empezó a girar el cuerpo por la cintura y así movió la luz de un lado al otro. Dio unos pasos al centro de la habitación y subió los brazos al techo. Nada, no vio nada.
Apagó la linterna y cerró los ojos. Se quedó quieto y escuchó con entusiasmo un silencio prolongado. Los fantasmas no aparecieron ni le hablaron y él se animó. Esa misma noche salió de la habitación y la fue a buscar. Antes de salir tiró la linterna.
domingo, agosto 13, 2006
Suscribirse a:
Comentarios de la entrada (Atom)
No hay comentarios.:
Publicar un comentario